VIVIR SOLO CUESTA VIDA.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
viernes, 7 de junio de 2013
A veces pienso que el día del periodista es como el día del trabajador, todos lo festejan, lo conmemoran y bla bla pero pocos representan lo que fueron los trabajadores que lucharon por sus derechos hace unos siglos atrás enfrentándose a las más crueles represiones; en fin, con el periodismo pasa igual, todos lo festejan, se felicitan…Pero ¿Qué es en realidad el periodismo? ¿Es presentar el periodismo y la política como un show mediático burdo? ¿Es creerse Rodolfo Walsh por decir cosas contra el gobierno de turno? ¿Es representar los intereses de una persona con un poder casi infinito? No, yo creo que el periodismo debe ser liberador y del pueblo, de lo contrario no merece ser llamado como tal.
Feliz día a aquellos que ante todo son honestos, mantienen una firme convicción, no venden las ideas por unos pesos, y siempre pero siempre llevan a su boca, lapicera o lo que sea la voz del pueblo, en fin feliz día a quiénes hacen de este oficio el más lindo del mundo, a quienes se indignan por cualquier injusticia cometida en cualquier parte del mundo, como dijo el Che, y que ante esa indignación elijen no callarse la boca y exponerlo en el medio. Feliz día a ellos y a quiénes nos desvelamos por serlo, se que algún día nos felicitaran, siempre y cuando mantengamos lo que antes escribí.
miércoles, 5 de junio de 2013
sábado, 25 de mayo de 2013
jueves, 9 de mayo de 2013
domingo, 15 de julio de 2012
jueves, 5 de julio de 2012
domingo, 1 de julio de 2012
sábado, 23 de junio de 2012
sábado, 9 de junio de 2012
Los amantes
¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
Julio Cortázar.
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
Julio Cortázar.
El crimen perfecto
En Londres, es así: los radiadores devuelven calor a cambio de las monedas que reciben. Y en pleno invierno estaban unos exiliados latinoamericanos tiritando de frío, sin una sola moneda para poner a funcionar la calefacción de su apartamento.
Tenían los ojos clavados en el radiador, sin parpadear. Parecían devotos ante el tótem, en actitud de adoración; pero eran unos pobres náufragos meditando la manera de acabar con el Imperio Británico. Si ponían monedas de lata o cartón, el radiador funcionaría, pero el recaudador encontraría, luego, las pruebas de la infamia. ¿Qué hacer?, se preguntaban los exiliados. El frío los hacía temblar como malaria. Y en eso, uno de ellos lanzó un grito salvaje, que sacudió los cimientos de la civilización occidental. Y así nació la moneda de hielo, inventada por un pobre hombre helado. De inmediato, pusieron manos a la obra. Hicieron moldes de cera, que reproducían las monedas británicas a la perfección; después llenaron de agua los moldes y los metieron en el congelador. Las monedas de hielo no dejaban huellas, porque las evaporaba el calor. Y así, aquel apartamento de Londres se convirtió en una playa del mar Caribe.
Eduardo Galeano
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